Despertar cada mañana es reconfortante, mi madre diciendo que cepille mis dientes y que coma mi "arepita" rellena de amor, de su amor y por ello siempre sabe a gloria, prepara unas caraotas y una carne mechada que deleitan cualquier paladar. Mis preocupaciones yacen en llegar a tiempo para ver mi serie favorita del momento y que mi padre no haya olvidado comprar el cereal que me gusta y que ni al caso compartiré con mis hermanas. Quizá por allá pensar que estoy un poco subida de peso, que la cantidad de comida que consumo diario es mayor y mayor, pero simple, con una dieta lo soluciono todo. Esos día han quedado completamente en el pasado, ese país que tanto añoro ha desaparecido frente a mis ojos de una manera que parece incrédula, irrisoria, no paro de pensar en qué momento nuestras preocupaciones pasaron a ser, cubrir las necesidades más básicas del ser humano, y aún menos si no pudieses con ese alto estándar que se convirtió eso de "necesidades básicas".
Dando forma a las palabras que aun no salen de tu boca