Despertar cada mañana es reconfortante, mi madre diciendo que
cepille mis dientes y que coma mi "arepita" rellena de amor, de su
amor y por ello siempre sabe a gloria, prepara unas caraotas y una carne
mechada que deleitan cualquier paladar. Mis preocupaciones yacen en llegar a tiempo para
ver mi serie favorita del momento y que mi padre no haya olvidado comprar el
cereal que me gusta y que ni al caso compartiré con mis hermanas. Quizá por
allá pensar que estoy un poco subida de peso, que la cantidad de comida que consumo
diario es mayor y mayor, pero simple, con una dieta lo soluciono todo.
Esos día han quedado completamente en el pasado, ese país que
tanto añoro ha desaparecido frente a mis ojos de una manera que parece
incrédula, irrisoria, no paro de pensar en qué momento nuestras preocupaciones
pasaron a ser, cubrir las necesidades más básicas del ser humano, y aún menos
si no pudieses con ese alto estándar que se convirtió eso de "necesidades
básicas".
Es un tormento, la apatía de tu prójimo mientras caminas por
calles cada vez más vacías, corroídas por el tiempo que no perdona y que está
implacable con nosotros. Me detengo y solo pienso, ¿Cómo sería vivir en un país
normal? En uno donde tus amigos y familiares crecen alrededor de ti y se
desarrollan como personas, uno donde tus padres consientan a sus nietos y los
lleven de la mano al preescolar mientras tú te das una "escapadita"
para la playa con tu pareja. Me refugio en pensar cómo sería disfrutar de esas
cosas que en un pasado dimos por sentadas.
¿En qué momento todo se nos fue de las manos? No entiendo
cómo es que huir es nuestra única salvación, pero ¿Cómo te divorcias aun
estando enamorado? Como te condenan a dejar esas cosas que más amas atrás
porque simplemente es el único camino de salvación es ese, huir ¿Cómo dejas tu
casa, tus cosas, tus alrededores atrás? ¿Por qué? ¿Por qué?..
Cada día valoraré más lo que tengo, jamás daré por sentado
nada, un mensaje, un abrazo, una comida rica preparada por alguien que te ama.
Pero ¡No! Tal final no puede ser tan ruin con todo un pueblo
que antes era feliz, bochinchero, ese no puede ser el final de una historia que
empezaba como un cuento de hadas en el que hasta la naturaleza nos premiaba con
sus mejores dotes. ¡NO!
Ya no me afano porque seamos el país de las mujeres más
bellas ni de los paisajes más hermosos, solo quiero que volvamos a ser el país
más feliz, ese en el que disfrutábamos del béisbol, del futbol aunque siempre
perdiéramos, de personas arraigadas a sus costumbres, a sus aromas, a sus
colores, a sus sabores. Solo quiero que vuelvas Venezuela, y quiero verte
regocijada y renacida como nunca antes, próspera sin igual, porque las buenas historias si tienen un final feliz y esta no será la excepción. Aquí te espero.
Sensacional! 👏
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